Perrito es abandonado en el buzón de sus vecinos y ellos deciden ayudarlo
Los dueños de una casa salieron al escuchar los llantos de un perrito abandonado que se encontraba atado a su buzón y rápidamente lo ayudaron.
En redes sociales muchas veces hemos sido testigos del frío corazón de algunas personas que son capaces de abandonar a sus mascotas en parques o en la calle.
Este es el caso de Hércules, un perrito abandonado que dejaron atado al buzón de una casa.
Encuentran a perrito atado a un buzón
En un barrio del sur de California en Estados Unidos, unos vecinos notaron los sollozos de un perrito a las afueras de su casa. Al salir a ver encontraron a un perro atado a su buzón de correo, por lo que sin dudarlo decidieron alimentarlo y buscar ayuda para el can.
Ellos lograron contactar con Suzette Hall, una rescatista experimentada y fundadora del refugio Logan's Legacy.
“Pusieron comida y agua, pero tenían miedo de tocar su correa. Y él también estaba tan, tan asustado“, indicó Suzette, quien a su vez contactó a una colega para que la ayude.
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“Estaba totalmente retraído. Él retrocedía ante cualquiera que intentara hablar con él o cualquier cosa”, contó Tracey, quien es colega de Suzette.
Al ver el temor que el perrito tenía, trató de sentarse a su lada para poco a poco ir ganándose su confianza hasta que lo consiguió.
“Ella simplemente se sentó allí en silencio y le habló. Eventualmente, ella pudo poner otra correa alrededor de su cuello, y luego desató la horrible correa con la que lo habían dejado atado”, explicó Suzette.
Es así que lograron trasladar al perrito Hércules a un centro veterinario, donde lo revisaron completamente para luego buscarle un hogar que no tardaron en conseguir.
“Finalmente, encontramos una familia adoptiva y fue como amor a primera vista. Literalmente se derritió en la mano de su hija”, indicó Suzette.
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En su nuevo hogar, Hércules se llevaba muy bien con el otro perrito del hogar y la niña de la casa. Sin embargo, todo empeoró cuando Hércules empezó a mostrar una grave tos.
Se trataba de un virus llamado tos de las perreras que es muy contagioso entre otros perros, por lo cual tuvieron que llevarlo nuevamente a la clínica hasta su recuperación.
“Tan pronto como nos ve a Tracey o a mí, se anima. Empieza a mover la cola. Es como si supiera que estamos allí y que lo amamos”, contó Suzette.