LONDRES. “Desde el final de la segunda ola tuve pesadillas, ataques de pánico, insomnio, cambios de humor. Mi vida personal se derrumbaba. Pensé en el suicidio", explica Joan Pons Laplana, exenfermero del sistema británico de sanidad pública NHS.
Y es que la intensa presión laboral durante las olas de coronavirus lo llevaron, como a miles de otros empleados de la sanidad pública británica, a dimitir para proteger su salud mental.
Unos 33,000 empleados del NHS dejaron su trabajo entre julio y septiembre de 2021 y 7,000 de ellos afirman haberlo hecho en busca de equilibrio en sus vidas. Es casi el doble que en el último trimestre de 2019, poco antes del inicio de la pandemia.
También puedes leer: Josimar inicia su camino a la internacionalización y lanza su nuevo álbum «El Comienzo»
Los turnos interminables, el sofocante material de protección, el riesgo de contraer el virus y el temor a contagiarlo a su cónyuge e hijos, afirma Pons que lo agotaron. Destinado a cuidados intensivos tras haber trabajado durante años en la administración del NHS, no conocía a la mayoría de sus compañeros.
“Vi a un paciente de mi edad despedirse mediante una tableta electrónica de su hija que tenía la misma edad que la mía. Unos minutos después estaba muerto. Empecé a soñar con sus ojos por las noches. Mi terapeuta me diagnosticó un síndrome postraumático”, recuerda. Se marchó un día en plena reunión y nunca volvió.
Ahora trabaja en un programa de acceso al empleo para jóvenes discapacitados o desfavorecidos.
ACUMULACIÓN DE TURNOS
Los médicos denuncian la acumulación de turnos interminables. “Lentamente van impactando tu estado de ánimo, tu disponibilidad hacia la familia. Empiezas a sentir el síndrome del trabajador quemado, a trabajar de forma menos eficaz”, sin saber hasta cuándo se podrá resistir, explica otro médico portavoz de DAUK (Doctors Association of United Kingdom).