Un hombre sin brazos ni piernas demostró que no tiene impedimento físico para sacar adelante a sus hijos quienes actualmente gozan de una buena vida que le ofreció su padre durante toda su infancia.
Un hombre extraordinario
Pablo Acuña es un hombre que vive en Paraguay, y ha demostrado que a pesar de no ser como los padres convencionales que existen, a sus hijos nunca les faltó amor ni atención.
Acuña contó que el mundo se le vino encima cuando la madre de sus hijos decidió abandonarlos para dejarle a él toda la responsabilidad que conlleva asumir el rol ya no solo de padre sino también de madre con sus pequeños.
Su hija menor solo tenía meses de nacida, sin embargo, el no contar con sus extremidades completas hacía mucho más difícil que se hiciera cargo de los cuidados de la bebé.
Según familiares, Pablo usaba una carretilla para poder movilizarse y se aseguraba que nada les faltara a sus hijos, por lo que ha sido un hombre admirado por su vecindario pues su fuerza y su valentía eran de imitar.
El mejor papá
Por su lado, una de sus hijas mencionó que su padre siempre les ha dado una buena calidad de vida, amor y atención que siempre necesitaron, ya que vieron en Pablo no solo un padre sino un amigo.
“Mi papá es mi mundo. Él es mi amigo, confidente y es el mejor papá del mundo. Por eso dejé mi vida en Argentina y vine a quedarme para poder cuidarle, porque mi abuela ya no puede hacerlo, porque ya está viejita”, comentó Élida, la hija menor de Pablo.
Además, su hija contó que su padre siempre ha visto la manera de estar comunicados con sus familiares a pesar de sus limitaciones siempre encontró la manera de saber de las personas que más quiere.
“Él no puede moverse solo, depende de otra persona hasta para ir al baño, pero sí puede atender su celular marcando con la nariz y también usa el control de la tele de la misma forma”, agregó.Escucha radio La Karibeña en vivo aquí.
Su madre, su mayor apoyo
Asimismo, se sabe que la madre de Pablo Acuña fue su principal soporte pues fue ella quien también asumió el cuidado de las hijas de Pablo.
“Cuando yo tenía cuatro meses mi mamá nos abandonó. Ahora tengo 26 años y mi hermana mayor 29 años. Mi papá y mi abuela se encargaron de nosotras”, dijo Élida.
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Finalmente, las hijas de Pablo presumen y se sienten orgullosas del padre que la vida les dio.
“Nunca vi a mi papá triste. Siempre está alegre y me da consejos muy sabios, pese a que nunca fue a la escuela. Es una persona muy inteligente, yo le admiro. Es el mejor papá del mundo”, expresó.