Es común escuchar que los padres hacen cualquier cosa con tal de hacer felices a sus hijos, pero también los retoños son capaces de esforzarse al máximo para ver que sus papás cumplan sus sueños. A continuación, te presentamos una de esas historias que son inspiradoras.
Daniel se levanta todos los días a las 5:00 a.m., toma los bollos que hornea su mamá, los pone en una carretilla y sale a recorrer las calles en su natal Brasil, con la esperanza de venderlos todos y así ahorrar dinero para poder regalarle una panadería a su madre, porque ese es su más grande deseo.
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Este joven apenas tiene 18 años y ha tenido que evitar las noches de fiesta para levantarse muy temprano y salir a vender el pan, pero lo hace con alegría es un gran hijo, pues sabe que está ayudando a su mamá, ya que lo que gana como empleada doméstica y la pensión de su padre no les alcanza para llegar a fin de mes.
Con la llegada de la pandemia de covid-19, Marilza, la madre de Daniel, se dio cuenta de que muchas panaderías cerraron, así que pensó que sería un gran negocio abrir una. Además, siempre ha deseado vender pan y pasteles, pero no tenían el dinero como para tener un local.
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El joven no se quedó cruzado de brazos y le propuso a su madre que ella cocinara el pan, mientras que él saldría a venderlo muy temprano y con eso, irían reuniendo el dinero necesario para tener la anhelada panadería. Eso es tener visión a futuro y ganas de salir adelante.
“Mi mayor sueño es poder darle la panadería a mi madre, para que pueda hacer lo que quiera”, dijo su hijo Daniel.
Por fortuna, el pan que prepara su mamá ha sido todo un éxito y los clientes ya lo esperan temprano en alguna esquina, antes de que se le acabe. Además, con lo que han ganado, ya comenzaron la construcción de un pequeño local, en el mismo lugar donde viven.
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